También se cometen errores por falta de acción
Por Rolando Castaneda y Lorenzo Canizares
El general Raúl Castro cumplió 4 años al frente de Cuba el pasado 26 de julio, un periodo presidencial completo en la mayoría de los países.
En ese periodo Raúl Castro se ha destacado por exponer los profundos y amplios problemas estructurales y de conceptos que afectan fundamentalmente al país y comentar sobre las medidas requeridas para enfrentarlos sin adoptar las medidas concretas correspondientes. Raúl ha hecho su meta modernizar el sistema estilo soviético que impera hoy en Cuba y está haciendo lo posible porque este cambio sea internalizado por la prensa y el público cubano.
Entre los problemas analizados por Raúl Castro están: el 50% de las tierras agrícolas están ociosas y cubiertas de marabú, mientras el país importa el 85% de los alimentos que consume. La zafra azucarera del 2010 fue la menor en un siglo. Hay un empleo superfluo, o desempleo disfrazado, de más de 1.3 millones de trabajadores, o sea, de más del 26% de la fuerza laboral. El ingreso de los trabajadores y de los jubilados es insuficiente para cubrir sus necesidades básicas. Además, como ha descrito y analizado el académico Pavel Vidal, Cuba experimenta una amplia y profunda crisis cambiaria/financiera, de liquidez y de solvencia, la que se auto infligió por la forma errónea en que abandonó la dolarización en 2004, y que será difícil de superar por las vulnerabilidades sistémicas y amplias externalidades negativas que desarrolló.
Es difícil entender por qué en un país con un poder tan centralizado y vertical y donde la autoridad formal está tan convencida de la urgente necesidad de realizar cambios imprescindibles se requiera más tiempo para analizar y adoptar las medidas concretas o que las que se adopten sean sólo pequeños ajustes.
En el periodo de referencia dichos problemas se han agravado, entre otros, por los efectos de los huracanes que azotaron al país en 2008, la recesión mundial del 2008-2009 y la estanflación que está afectando a Venezuela desde 2009 y que le impide aumentar su apoyo a Cuba y determinará su inexorable reducción.
La dificultad debe radicar en quien detenta realmente el poder en última instancia no está convencido que los cambios se necesiten y, por ello, rehúsa implantarlos o incluso se opone a ellos.
Esta inacción acentúa la frustración de la población que ha experimentado periodos efectivos de recuperación (1980-1985 y 1994-2003) cuando se adoptaron reformas o medidas liberalizadoras para mejorar situaciones de deterioro.
Asimismo, la inacción debe ser particularmente molesta para los académicos y cuadros administrativos que han dedicado tanto tiempo y esfuerzos a analizar y elaborar los cambios.
La inacción hace que la crisis existente se agrave y que, en el futuro, se requieran acciones más amplias y profundas para superarla. O sea, mientras más se prolongue, amplíe y profundice la crisis, mayor será la imperiosa necesidad de los acciones correctivas y más contundente será la derrota y el legado negativo del inmovilismo.
Es realmente demencial para calificarlo suavemente concentrar la preocupación de los cubanos en una posible guerra nuclear en Irán y que a la vez se olviden de la problemática de su dura subsistencia cotidiana. Esto no es indicación de seriedad.
Como hemos dicho anteriormente, la nación cubana está en un posible despegue económico si se le permite oportunidad de hacerlo. Hace unos días la prensa mundial hablo de los pormenores que está teniendo Brasil en su desarrollo económico por la falta educacional de su pueblo, eso no le ocurrirá a Cuba. Dejémosle despegar!
Rolando Castaneda es un oficial retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.
Lorenzo Canizares es un organizador laboral para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA
Wednesday, September 29, 2010
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