Monday, November 30, 2009

Cuba: ¿qué esperar de la Reunión del Gobierno con la Emigración?


Por Haroldo Dilla Alfonso

Los vientos que corren desde La Habana hablan de violencias contra opositores pacíficos, contracciones económicas, reducciones del ya bastante exiguo consumo popular y, casi como quien no quiere las cosas, de una nueva reunión del gobierno cubano con sectores de la emigración.

Estas reuniones no son nuevas. Han sido celebradas desde los 70s con llamativos títulos que hablan de encuentros de la “nación” con la “emigración”. Dos vocablos que para el caso resultan eufemísticos, irreales y cínicos. Primero, porque la emigración es parte de la nación aunque el gobierno cubano se esmere en negarlo, convirtiendo a los cubanos migrantes en desterrados sin derechos en la tierra en que nacieron. Segundo porque ningún gobierno es la nación, menos aún cuando se trata de una camarilla gerontocrática y autoritaria que se niega a someterse al veredicto de las urnas. Tercero, porque los convocados y admitidos por el gobierno cubano para estos encuentros son en ocasiones sus propios activistas residentes en el extranjero, como sucedió en la fantochada que tuvo lugar en La Habana hace un año. En el mejor de los casos, personas honestas, pero sobre todo confiables para el gobierno cubano. Es decir, personas que conocen y se atienen a las reglas de lo políticamente correcto cuando se habla con La Habana.

Ahora la noticia llega desde un periódico mexicano que entrevistó a un empresario y político cubano radicado en Miami que durante décadas ha ligado tanto su corazón como su bolsillo a estos contactos. Según esta fuente (con seguridad bien informada) la nueva reunión “nación-emigración” podría ser convocada entre el 27 y el 29 de enero con una agenda indefinida que él asume debe contemplar la ampliación de los derechos de los migrantes en Cuba, tales como la compra de viviendas y de seguros médicos y el otorgamiento del perdón a los balseros de 1994, a los que aún el gobierno cubano no permite visitar la isla, es decir al país en que nacieron.


Ciertamente, pasos positivos, como también es positivo que el referido empresario se dedique a ello, pero creo que son pasos dados en una dirección que no conduce a una solución, sino a la permanente complicidad con la indignante política del gobierno cubano en este tema.
Para el gobierno cubano no resulta un problema abrir espacios de comunicación con una “emigración” dócil y dispuesta a comprar servicios, inmuebles y enviar remesas, es decir una emigración vista como una fuente de dinero para paliar el hambre financiera producto de su dogmatismo e incompetencia. Una emigración que financiaría así al mismo proyecto de poder que le niega sus derechos elementales como cubanos y cubanas.

Si los cubanos emigrados quieren ser respetables en este juego, no tienen otra opción que reclamar sus derechos legítimos como cubanos al mismo nivel en que hoy se legisla en el plano mundial: en principio, el derecho a entrar y salir libremente del país en que nacieron y a vivir en él si así lo deciden. Y al mismo tiempo, no queda otra opción, exigir esos mismos derechos para los ciudadanos cubanos residentes en la isla, que hoy requieren permisos para viajar fuera de Cuba, por los cuales, además, deben pagar precios altísimos, monetarios y morales.

Una vieja técnica de negociación indica que un resultado es bueno cuando los acuerdos obtenidos corresponden con las segundas mejores opciones de cada parte. Los resultados obtenidos durante décadas de negociaciones entre migrantes y gobierno cubanos han distado mucho de este efecto óptimo, posiblemente porque a pesar de la buena voluntad de los migrantes, en años anteriores la disparidad de fuerzas era abrumadora. Pero hoy es diferente. Si se trata de una negociación seria –y no de una payasada enmascarante organizada por el gobierno cubano como en 2008- no nos queda más remedio que alzar el listón.

De lo contrario vamos a seguir haciendo lo de siempre: financiando al gobierno cubano y enterneciéndonos de gratitud cuando nos dejan pasar por el aeropuerto sin decomisarnos la mitad de la maleta. Ellos con su primera mejor opción y nosotros con un programa mínimo casi reducido al derecho a sonreír cuando nos apalean.

¡Es Hora de devolver Guantánamo a Cuba!


Lorenzo Cañizares y Rolando Castañeda*


Por años hemos apoyado decididamente el pleno restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba para un mejor e integral desarrollo de la isla en el cual el tema de Guantánamo es un elemento esencial. Además, dado los vaivenes de la política interna estadounidense, la administración Obama constituye una oportunidad excepcional, realmente inimaginable en los años anteriores del presente siglo. Consideramos que el momento es oportuno y propicio para que la Base de Guantánamo sea devuelta a la nación cubana. Ello beneficiaría tanto a EE.UU. como a Cuba.

A EE.UU. le brindaría el prestigio político y diplomático de la adherencia y cumplimiento de sus nuevos planteamientos internacionales.

Cerrar el centro de detención en Guantánamo y devolver la base a Cuba, sería considerado internacionalmente como una acción fundamental de buena voluntad que sustentarían las promesas de la administración de Obama de un nuevo trato hacia Cuba y America Latina, y ayudaría a la vez a restaurar la imagen y credibilidad estadounidense ante la comunidad internacional tan erosionada por las deplorables prácticas de derechos civiles y humanos de la administración de George W. Bush.

Eliminaría la vergüenza colonialista de ocupar por la fuerza parte del territorio de un pequeño país vecino por más de un siglo con la pretexto de haberlo ayudado a lograr su independencia nacional.

La Bahía de Guantánamo ha estado en posesión de EE.UU. desde 1903, por la imposición a la nación cubana de la Enmienda Platt, una ley del Congreso de EEUU añadida a la 1ª Constitución Política cubana a principios del siglo XX, bajo la coerción que de no aceptarse la isla permanecería ocupada militarmente. También le dio a EE.UU. el derecho de intervenir política y militarmente en los asuntos cubanos cuando lo estimara pertinente, como lo hizo errada y reiteradamente.

El territorio de la Bahía de Guantánamo fue transformado en la base naval de Guantánamo, la cual hoy día es la base militar más antigua que EE.UU. posee fuera de su territorio nacional. Su territorio de 117.6 kilómetros cuadrados es igual en tamaño al corazón de la ciudad de Nueva York en la isla de Manhattan.

Es importante destacar la tendencia global de respetar los derechos soberanos de las naciones y su integridad territorial, que EE.UU. lideró e impulsó decididamente después de la Segunda Guerra Mundial. Ejemplos recientes de dicha tendencia son que Inglaterra devolvió Hong Kong a China en 1997; Portugal, Macao a China en 1999; y EE.UU., el canal a Panamá en el 2000.

Asimismo, actualmente existe una clara predisposición en la política mundial de defender principios fundamentales y de resolver conflictos mediante la negociación y la diplomacia, lo cual permitiría optimizar las posibilidades de ponerle fin a este deshonroso episodio en la historia de las dos naciones.

También la Base está asociada mundialmente con reprobables actos de tortura, violaciones a los derechos humanos fundamentales y a los convenios internacionales sobre el trato de prisioneros políticos y de guerra que no hubieran sido tolerados en el territorio nacional estadounidense y cuya evidencia ha permanecido en secreto a pesar de las promesas hechas de divulgarlas por la nueva administración del presidente Obama.

El congresista John Murtha, demócrata por Pennsylvania, ha declarado que el centro de detención de Guantánamo no es simplemente una cuestión de tanques y artillería, sino un real desafío a la fibra moral y ética de la nación estadounidense.

El cierre del centro de detención en Guantánamo no es un tema partidista en EE.UU. Dos destacados y respetados políticos republicanos, el senador por Arizona y excandidato presidencial John McCain y el senador por South Carolina Lindsey Graham, han hecho público su apoyo al cierre del centro de detención de Guantánamo.

Según Fidel Castro, la base humilla a Cuba, como un cuchillo en el corazón de la dignidad y soberanía del pueblo cubano. Muchos compatriotas, incluso de la oposición, apoyan este punto de vista y sienten que el momento ha llegado de ejercer nuestro derecho moral y legal de demandar su devolución.

La nación cubana, en la isla y en la diáspora, debe unirse decididamente para aprovechar esta ocasión histórica excepcional y fomentar la Unidad Nacional para la recuperación de lo que es nuestro. Esta postura facilitaría al presidente Barack Obama justificar la devolución de la base de Guantánamo a la nación cubana.

Devolverle a Cuba el territorio ocupado de Guantánamo, ofrece una oportunidad única para emprender un nuevo camino y reorientar la política exterior estadounidense. No se puede exigir a otros países lo que EE.UU. no está dispuesto a cumplir.

¡El momento es hoy, no mañana!


*Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.

Rolando Castañeda es economista cubano-americano. Funcionario retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.

Monday, November 9, 2009

Cuba y la Libertad de Movimiento

El pasado 6 de noviembre, los activistas Juan Antonio Blanco y Siro del Castillo expusieron ante la Comision Interamericana de Derechos Humanos -en nombre de un grupo de cubanos- sobre el tema de los permisos de circulacion para salir, entrar y residir en Cuba.Ademas de la presentacion se entrego a la CIDH una carpeta con la legislacion cubana y otros documentos vinculados al tema.


http://www.oas.org/en/media_center/videos.asp?sCodigo=09-0286&videotype=&sCollectionDetVideo=5

Cuba: Algo más que un simple Chancleteo



por Haroldo Dilla Alfonso


El sistema político cubano se llena de incidentes que indican tanto las inquietudes sociales subyacentes como la arrogancia intolerante de su clase política y sus intelectuales subsidiarios. Y van marcando algunos tonos de una sociedad netamente post-revolucionaria.

Chancleteo en Cuba hace alusión a una discusión de baja estofa, de malos modales, carente de la elegancia que los intelectuales gustan presumir. Es, por supuesto, una referencia elitista y arrogante, toda vez que la chancleta es la prenda de calzado ligero que usan los habitantes de las inmensas cuarterías habaneras, donde vive la gente más pobre y menos educada. La chancleta y el chancleteo son regularmente subproductos sociales de las clases populares, justo las que los intelectuales estudian y dicen admirar como signos de la cubanidad, pero de lejos.

Ahora sucede que un conocido intelectual cubano, director de la prestigiosa revista Temas, ha llamado al debate critico que promueven los blogueros cubanos –regularmente ubicados fuera de lo “políticamente correcto” en el sistema cubano- un “ciberchancleteo”, y en consonancia ha endilgado a sus sostenedores el epíteto de “chancleteros”. Lo hizo en una universidad de Miami, donde nadie lo atacó y todo el que quiso pudo entrar y opinar respetuosamente.

La respuesta de los blogueros no se hizo esperar y un grupo de ellos intentó entrar a un debate sobre internet organizado por la revista Temas en La Habana. El debate había sido anunciado como público, pero el acceso les fue prohibido. Solamente uno de los blogueros pudo entrar, pero fue la persona más conocida entre ellos: Yoani Sánchez. Entró teatralmente disfrazada, arremetió fieramente contra los argumentos oficiales que ligan la falta de acceso a internet con el bloqueo/embargo y revalidó orgullosamente la condición de chancletera como parte de su origen popular habanero. Lo que se llama en el béisbol dar nueve ceros.

Sin lugar a dudas como viene haciendo desde hace meses, Yoani ganó. Ya lo hizo cuando interpeló públicamente a la hija del General/Presidente durante una charla creo que en el Museo de Bellas Artes, a Mariela, la relacionista pública del Clan Castro, y la obligó a repetir tonterías sin sentido durante algunos minutos. Y luego, lo que fue aun peor, a escribir una carta descalificando a su contrincante con la usual perorata sobre los “mercenarios al servicio del imperialismo”. Ahora Yoani batió al director de la Revista Temas, quien fue obligado a circular por internet una nota diciendo que donde dijo “Diego” quiso decir “Digo”, al mismo tiempo que recibía todo tipo de desaprobaciones e insultos desde el ciberespacio de los exiliados cubanos, que es, como casi todo lo que tiene que ver con Cuba, polarizado y exaltado.

Desde mi punto de vista, quitando los arrebatos pasionales del medio, lo que ha sucedido ahora, como lo que sucedió cuando Yoani interpeló a Mariela Castro, es un ejemplo de que la sociedad cubana transita por una fase final de su etapa post-revolucionaria, es decir una fase en que la revolución (terminada esencialmente en 1965 y agotados sus efectos desde 1990) deja de ser siquiera una referencia temporal y se dibujan escenarios que incluso prescinden de los octogenarios que, en cama o de pie, siguen tratando de gobernar a la sociedad, cada vez con mayores dificultades. Tanto la revista Temas como el famoso blog de Yoani son productos culturales post-revolucionarios como también lo es aunque no me detengo en ello ahora, la hija del miasmático general/presidente cubano. Solo que lo son de diferentes maneras, y es posible que también imaginen de maneras diferentes al mejor de los mundos posibles.

El director de la revista Temas es un sólido intelectual cubano, que tiene a su haber méritos innegables como han sido colocar en el debate intelectual nacional temas relevantes, romper obstáculos para la comunicación con la academia norteamericana y mantener un espacio tan importante como la propia revista Temas. Y lo ha hecho siempre desde un sofisticado eclecticismo teórico donde el marxismo nunca fue un ingrediente importante. Esto último lo convirtió en un socio dilecto de la academia norteamericana y cubanológica, y por ello ha entrado exitosamente en la élite cultural cubana pero también ha pagado sus precios. Y quizás el precio mayor que paga es ser parte de ese pacto político que se condensa en la UNEAC y en el Ministerio de Cultura y que otorga a los intelectuales adscriptos el derecho a viajar, hacer dinero, decir algunas herejías y tener una dirección electrónica, a cambio de que no transgredan ciertos límites, y en especial de que no intenten trasladar sus patéticos privilegios al resto de la población cubana.

Al atacar a los blogueros y al debate que promueven, el director de Temas paga un peaje de fidelidad política implícito en el pacto que el conoce bien. Pero al mismo tiempo defiende el espacio crítico y analítico de su negocio intelectual, al que promueve en cuanto lugar visita como una revista pluralista, libre y abierta a todas las tendencias, una suerte de ensoñación post-revolucionaria que logra capturar el ingenuo corazón de la academia liberal norteamericana que anida en instituciones como LASA.

Yoani, por su parte, es una construcción permanente. Se construye ella misma con una habilidad y un coraje sorprendentes, un día mostrando la humildad de la Madre Teresa de Calcuta, y al siguiente la agresividad mística de Juana de Arco, según las circunstancias. La construyen sus detractores, endilgándole epítetos tan procaces y ofensivos que mueven a la simpatía con la agredida aún cuando no estemos de acuerdo con ella. Y la construyen quienes la dotan de un blog transnacional y la llenan de medallas internacionales (en su mayor parte provenientes de la derecha mundial, personeros de Ratzinger incluidos) que sin lugar a dudas pudiera merecer su talento en el futuro, pero por el momento no su obra.

Yoani Sánchez es la figura emblemática de un nuevo tipo de oposición política que da aire a los agotados disidentes tradicionales. Su blog es leído por miles de personas, aunque imagino que muy pocas de ellas son cubanas que viven en Cuba, donde el acceso a internet es un ave rara. Sus mensajes son de una simplicidad dulzona y una redacción nada memorable, pero reconozco que Yoani no escribe para mí, ni creo que le interese hacerlo. Sus temas, que recrean difusos escenarios de vida cotidiana, van dirigidos a una juventud intoxicada de consignas políticas trascendentales y que aspira a un lugar más discreto durante sus breves pasos por el planeta. No promete futuros brillantes, sino presentes hedonistas. No escribe para el intelecto, sino para la emoción. Su mensaje es genuinamente post-revolucionario.

Pero en este “chancleteo” Yoani rescata dos ideas que son vitales para el futuro de Cuba. Ante todo, el derecho de ella, de sus amigos y amigas blogueros y de los varios millones de cubanos (exiliados incluidos) a vivir en su país, opinar libremente y obrar en consecuencia. En segundo lugar, el deber que tienen los que detentan las posiciones de poder a abrir los espacios públicos a todas esas opiniones, sobre todo cuando esos mismos funcionarios han usado espacios públicos –en este caso nada más y nada menos que una universidad de Miami- para descalificar torpemente a quienes ya sufren la represión y la estigmatización de ese poder.

No creo que el director de Temas haya dicho nada digno e inteligente, y francamente no creo que pueda decirlo en esta coyuntura. Quizás sea el momento para recordar que en la política, como en la música, el silencio tiene un valor. Y seguir haciendo su valiosa revista Temas, aunque Yoani no pueda publicar en ella.

Ni yo tampoco. Con la desventaja que yo no tengo un blog anunciado en 13 idiomas.