Saturday, July 24, 2010

Aprendiendo Lecciones

Por Lorenzo Cañizares y Rolando Castañeda*
Después de la severa censura internacional recibida por el gobierno cubano por la inmolación de Orlando Zapata Tamayo, la casi inmolación de Guillermo Fariñas creó gran tensión en La Habana y el gobierno cubano se vio obligado a ceder a las demandas de Fariñas de liberar a la mayoría de los presos políticos del grupo de los 75, muchos de ellos enfermos. Por consiguiente, Fariñas terminó su huelga de hambre.

Una de las lecciones que el gobierno cubano debe aprender, el tiempo dirá si lo ha hecho o no, es que la excusa del embargo ya no es tan aceptada ni creíble como lo era antes. Hoy día EEUU es el quinto socio comercial de Cuba, el principal proveedor de remesas y el segundo de visitantes a la isla. Muchos que consistentemente han estado opuestos o denunciado al embargo rechazan al embargo como un pretexto para reprimir al pueblo cubano. Por ejemplo, Kerrie Howard, Subdirector de la Sección de las Américas de Amnistía Internacional, lo expresa claramente “No hay duda que el embargo ha tenido un efecto negativo sobre Cuba, pero francamente el embargo es una pobre excusa para continuar violando los derechos humanos del pueblo cubano”.

Otra lección es que el gobierno cubano deberá tomar iniciativas para hacer lo correcto como liberar a los prisioneros de conciencia y permitir las manifestaciones de sus familiares por conseguir mejores condiciones para ellos y no hacerlo por reacción a presiones externas.

Según señaló Elizardo Sánchez, Director de la Comisión Cubana de Derechos Humanos (CCDH), una organización no-gubernamental en la isla, había 201 prisioneros políticos en Cuba al comienzo del 2010. Hoy día hay menos. La presión internacional ha desempeñado un papel muy importante en ello. Pero según advierte Sánchez esto refleja también un cambio en cómo se aplica la represión. La CCDH ha informado los casos de 800 personas que han sido arrestadas este año y después de alterarles sus vidas son enviadas a sus casas sin ningún cargo. Una compilación de estos abusos se puede ver en el portal electrónico de PayoLibre.org.

Aparentemente las lecciones de la crisis económica otra vez más se han puesto sobre la mesa para tal vez aprender finalmente de ellas. Se han realizado cambios modestos en la agricultura y en las actividades independientes permitidas como peluquerías. Aunque diferente al tema de los presos s políticos, porque nadie se inmola para liberalizar la economía, los académicos cubanos han continuado insistiendo en la imperiosa necesidad de tomar medidas para superar la crisis, particularmente cuando Venezuela ha entrado en un proceso de estanflación.

También Heinz Dieterich, el connotado ideólogo del Socialismo del Siglo XXI, considera que la grave crisis económica cubana, es causada, por un lado, por factores externos y, por otro, por serios errores internos de política económica e institucional, entre otros, en la agricultura y la política de precios. Asimismo recomienda que el gobierno debe presentar las reformas estructurales en las relaciones de producción -- el problema económico fundamental del país -- y en la superestructura política (participación), que son necesarias para superar la crisis.

Además, la iglesia católica está abogando y haciendo todo lo posible por crear un ambiente propicio hacia la distensión económica. Para progresar en este camino la iglesia debe hacer hincapié en que las autoridades aseguren y protejan la libertad de expresión y que las decisiones de los juzgados no se basen en lo que el gobierno decida de antemano. Sin un clima propicio y un sistema legal imparcial y confiable el despegue económico será bien limitado.

La iglesia católica está desempeñando un papel que consideramos positivo como mediador con el gobierno cubano. Pero también la iglesia aprovechando esta condición debe precisar el alcance y la urgencia de sus propuestas. Por su condición pastoral y por su longevidad institucional, la iglesia suele mirar los procesos históricos con paciencia y a mediano y largo plazo. Sin embargo, los ciudadanos cubanos están urgidos de cambios. La mejora del bienestar social y mayores libertades no debe ser un sueño que sólo las generaciones futuras disfruten. Realmente hay que estar sordos para no oír los estruendos de lo que se avecina.

Para ayudar a que estos cambios se materialicen es importante que apoyemos a aquellos que dentro de Cuba promueven los mismos, que consideramos tienen el apoyo de la mayoría de la población, así como que nosotros en la diáspora estemos dispuestos a trabajar conjuntamente con ellos para mejorar la calidad y el nivel de vida del pueblo cubano.

Recientemente el Comité de Agricultura de la Cámara de Representantes de EEUU votó para anular la prohibición de que los ciudadanos estadounidenses puedan visitar a Cuba y para liberalizar las restricciones a la venta de productos agrícolas estadounidenses a la isla. La solicitud firmada por 74 prominentes disidentes dentro de Cuba, entre ellos Guillermo Fariñas, apoyando este proyecto de ley fue recibida favorablemente por el congreso estadounidense.

También, en la diáspora está circulando una petición de apoyo a los 74 que ha sido firmada por docenas de cubanos, a pesar de los ataques de la extrema derecha e izquierda. Realmente nos es difícil entender a quienes dicen ser amantes del pueblo cubano, pero al mismo hacen todo lo posible porque siga sufriendo severas privaciones económicas.

El futuro de Cuba se está perfilando en los próximos meses. Dentro de la isla el proceso de las reformas deberá acelerarse. La iglesia católica tiene un papel muy importante en ayudar a impulsar este proceso, que ha sido claramente expresado antes por el presidente Raúl Castro. Desde estos lares debemos hacer todo lo posible no sólo por minimizar los obstáculos para que las reformas se lleven a cabo en un ambiente pacífico sino también para asistir a que se concreten y aceleren a la brevedad posible.

El pueblo cubano triunfará si se siguen poniendo las cartas sobre la mesa y todos aprendemos las lecciones del pasado.

*Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.
Rolando Castañeda es economista cubano-americano. Funcionario retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.

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