Lorenzo Cañizares y Rolando Castañeda
El 26 de julio de 2007 el presidente Raúl Castro anunció cambios estructurales y conceptuales para atender los serios problemas de la economía cubana. La falta de esos cambios está dificultando que la nación cubana supere la crisis económica internacional. Esta falla de llevar a cabo lo prometido está complicando inmensamente la vida del cubano de a pie.
La crisis que se está desarrollando no sólo se refleja en una creciente carencia de energía, sino también en la reducción de productos alimenticios y otros bienes básicos. Es decir, el nivel de vida de los cubanos, el cual ya era precario, se está deteriorando aún más.
El pueblo cubano está acostumbrado a pasar dificultades. Cuando en 1991 se derrumbó la Unión Soviética comenzaron años muy difíciles para nuestro pueblo. La eliminación de los subsidios soviéticos puso a la economía cubana en serias dificultades que se demoró varios años en recuperarse. Los apagones eléctricos, llamados jocosamente “alumbrones”, se convirtieron en parte de la vida cotidiana de los cubanos. Pero, en ese tiempo la moral del pueblo en general, era más comprensiva con las dificultades existentes. La caída de la Unión Soviética no fue percibida como un error gubernamental. En la presente situación las excusas del pasado se están agotando. En Cuba la población entiende la necesidad de cambios renovadores imprescindibles que si no se hacen no es tanto por el bien del pueblo sino por el bien de los que están en el poder.
¿Qué dicen los altos funcionarios cubanos sobre esta situación? Realmente, parecen estar callados e inmovilizados ante este tsunami económico repitiendo las consignas de siempre como la necesidad de aumentar las exportaciones, incrementar la disciplina y la productividad laborales. Pero como tan bien lo ha dicho el distinguido economista cubano Oscar Espinosa Chepe, “sin proponer soluciones concretas para enfrentar la crisis.” Estos funcionarios también se refugian justificando los problemas existentes e imputándolos al parcial embargo estadounidense, pero como así mismo señala Espinosa Chepe “los Estados Unidos son hoy en día el cuarto socio comercial de Cuba y el principal suministrador de alimentos, mientras también constituye la principal fuente de remesas”.
La realidad es que con la administración de Obama y un Congreso demócrata hay posibilidades reales de sentar las bases de la cooperación económica y política bilateral. El Congreso tiene programado considerar dos leyes (una para eliminar las prohibiciones a los viajes a la isla y la otra para facilitar y flexibilizar los términos de las ventas agrícolas) que serían un importante paso hacia restablecer las relaciones entre ambos países y que la comunidad cubanoamericana y la disidencia interna lo apoyan mayoritariamente. Sólo la cooperación política bilateral permitirá a Cuba recuperar el territorio de la Base de Guantánamo. Sólo la reconciliación nacional y la reunificación familiar le darán al gobierno el decisivo apoyo de toda la nación cubana.
Además, ya comenzó el diálogo sobre la migración. Obviamente, ese intercambio llevará a los participantes a expresar opiniones sobre la realidad económica existente entre los dos países vecinos. Es nuestra esperanza que este intercambio lleve a la creación de iniciativas que promuevan el desarrollo económico a través del establecimiento de empresas privadas a través de la nación cubana que se adhieran a convenios internacionales como ocurre con otros países socialistas, i.e. China y Viet Nam.
Como hemos comentado en artículos anteriores el pueblo cubano está consciente de que estas dificultades económicas no tienen razón de ser. La realidad es que la deficiencia económica cubana nacional tiene como esencia el freno a las fuerzas productivas internas basada en el “temor” político de que se establezcan fuentes de poder político fuera del control directo del Estado.
También hemos comentado anteriormente que el gobierno cubano está consciente de los importantes problemas existentes. ¿Cuál ha sido la respuesta inmediata? Garantizarle el derecho a los trabajadores de tener legalmente dos trabajos. Esta medida está bien, tiene cierta validez, en la isla existe una reducción de la fuerza laboral y también hay una reconocida necesidad económica. Sin embargo, la realidad es que los trabajadores cubanos sospechan que esta medida es sólo otra forma de evadir los problemas fundamentales. Si hubiera sindicatos independientes que realmente defendieran los derechos y las reivindicaciones laborales el gobierno sabría cómo se percibe esta medida (pluriempleo, pero monosalario), pero los sindicatos apologistas actuales que sólo piden más esfuerzos, jamás se refieren a los problemas fundamentales de los trabajadores.
Cuba está en una situación difícil económicamente pero esto no tiene porque terminar en algo destructivo. La nación se encuentra en una situación propicia para la aplicación de medidas que la lleven a la apertura económica, a terminar la relación bilateral tóxica y conflictiva que se ha mantenido con los Estados Unidos a través de los años, a empezar a crear las bases para el entrelazo de intereses económicos en manos de las fuerzas públicas en conjunto con empresas privadas como se ha desarrollado en Europa, China y Viet Nam.
El tiempo está marcando. El comienzo de los cambios prometidos renovadores imprescindibles no se puede seguir postergando. Querer ignorar y negar la realidad existente no trae nada positivo. Los problemas requieren acciones no paralización. Los conflictos existentes requieren negociarse.
Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.
Rolando Castañeda es economista cubano-americano. Funcionario retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.
El 26 de julio de 2007 el presidente Raúl Castro anunció cambios estructurales y conceptuales para atender los serios problemas de la economía cubana. La falta de esos cambios está dificultando que la nación cubana supere la crisis económica internacional. Esta falla de llevar a cabo lo prometido está complicando inmensamente la vida del cubano de a pie.
La crisis que se está desarrollando no sólo se refleja en una creciente carencia de energía, sino también en la reducción de productos alimenticios y otros bienes básicos. Es decir, el nivel de vida de los cubanos, el cual ya era precario, se está deteriorando aún más.
El pueblo cubano está acostumbrado a pasar dificultades. Cuando en 1991 se derrumbó la Unión Soviética comenzaron años muy difíciles para nuestro pueblo. La eliminación de los subsidios soviéticos puso a la economía cubana en serias dificultades que se demoró varios años en recuperarse. Los apagones eléctricos, llamados jocosamente “alumbrones”, se convirtieron en parte de la vida cotidiana de los cubanos. Pero, en ese tiempo la moral del pueblo en general, era más comprensiva con las dificultades existentes. La caída de la Unión Soviética no fue percibida como un error gubernamental. En la presente situación las excusas del pasado se están agotando. En Cuba la población entiende la necesidad de cambios renovadores imprescindibles que si no se hacen no es tanto por el bien del pueblo sino por el bien de los que están en el poder.
¿Qué dicen los altos funcionarios cubanos sobre esta situación? Realmente, parecen estar callados e inmovilizados ante este tsunami económico repitiendo las consignas de siempre como la necesidad de aumentar las exportaciones, incrementar la disciplina y la productividad laborales. Pero como tan bien lo ha dicho el distinguido economista cubano Oscar Espinosa Chepe, “sin proponer soluciones concretas para enfrentar la crisis.” Estos funcionarios también se refugian justificando los problemas existentes e imputándolos al parcial embargo estadounidense, pero como así mismo señala Espinosa Chepe “los Estados Unidos son hoy en día el cuarto socio comercial de Cuba y el principal suministrador de alimentos, mientras también constituye la principal fuente de remesas”.
La realidad es que con la administración de Obama y un Congreso demócrata hay posibilidades reales de sentar las bases de la cooperación económica y política bilateral. El Congreso tiene programado considerar dos leyes (una para eliminar las prohibiciones a los viajes a la isla y la otra para facilitar y flexibilizar los términos de las ventas agrícolas) que serían un importante paso hacia restablecer las relaciones entre ambos países y que la comunidad cubanoamericana y la disidencia interna lo apoyan mayoritariamente. Sólo la cooperación política bilateral permitirá a Cuba recuperar el territorio de la Base de Guantánamo. Sólo la reconciliación nacional y la reunificación familiar le darán al gobierno el decisivo apoyo de toda la nación cubana.
Además, ya comenzó el diálogo sobre la migración. Obviamente, ese intercambio llevará a los participantes a expresar opiniones sobre la realidad económica existente entre los dos países vecinos. Es nuestra esperanza que este intercambio lleve a la creación de iniciativas que promuevan el desarrollo económico a través del establecimiento de empresas privadas a través de la nación cubana que se adhieran a convenios internacionales como ocurre con otros países socialistas, i.e. China y Viet Nam.
Como hemos comentado en artículos anteriores el pueblo cubano está consciente de que estas dificultades económicas no tienen razón de ser. La realidad es que la deficiencia económica cubana nacional tiene como esencia el freno a las fuerzas productivas internas basada en el “temor” político de que se establezcan fuentes de poder político fuera del control directo del Estado.
También hemos comentado anteriormente que el gobierno cubano está consciente de los importantes problemas existentes. ¿Cuál ha sido la respuesta inmediata? Garantizarle el derecho a los trabajadores de tener legalmente dos trabajos. Esta medida está bien, tiene cierta validez, en la isla existe una reducción de la fuerza laboral y también hay una reconocida necesidad económica. Sin embargo, la realidad es que los trabajadores cubanos sospechan que esta medida es sólo otra forma de evadir los problemas fundamentales. Si hubiera sindicatos independientes que realmente defendieran los derechos y las reivindicaciones laborales el gobierno sabría cómo se percibe esta medida (pluriempleo, pero monosalario), pero los sindicatos apologistas actuales que sólo piden más esfuerzos, jamás se refieren a los problemas fundamentales de los trabajadores.
Cuba está en una situación difícil económicamente pero esto no tiene porque terminar en algo destructivo. La nación se encuentra en una situación propicia para la aplicación de medidas que la lleven a la apertura económica, a terminar la relación bilateral tóxica y conflictiva que se ha mantenido con los Estados Unidos a través de los años, a empezar a crear las bases para el entrelazo de intereses económicos en manos de las fuerzas públicas en conjunto con empresas privadas como se ha desarrollado en Europa, China y Viet Nam.
El tiempo está marcando. El comienzo de los cambios prometidos renovadores imprescindibles no se puede seguir postergando. Querer ignorar y negar la realidad existente no trae nada positivo. Los problemas requieren acciones no paralización. Los conflictos existentes requieren negociarse.
Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.
Rolando Castañeda es economista cubano-americano. Funcionario retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.