Wednesday, March 16, 2011

Comunicado del Comité Ejecutivo del Instituto de Estudios Cubanos


La nueva campaña inquisitorial contra personas de probada integridad como Dagoberto Valdés, es tan repugnante como medieval. Rechazamos estos métodos y exigimos su cese inmediato. Dagoberto y muchos otros no crearon los graves problemas existentes hoy en Cuba. Su “pecado” es hablar de ellos y ofrecer soluciones que no agradan a quienes detentan el poder.

La atmosfera de “plaza intelectualmente sitiada” que ahora se fomenta como justificación al establecimiento de nuevos y férreos controles sobre las conexiones a Internet y el intercambio académico y cultural es una contribución al empobrecimiento espiritual y material de la sociedad en su conjunto. No es casual que los índices de conexión con Internet de Haití y Cuba sean los más bajos del hemisferio occidental. El enfoque policiaco de la tecnología no solo condena a la cárcel a los disidentes y opositores sino a toda la sociedad y generaciones futuras a la miseria.

En Cuba se vive una encrucijada decisiva que no se limita al forcejeo entre la democracia y el autoritarismo o el Estado y el mercado. Lo que está realmente en juego es la opción entre sumarse a la civilización cibernética e insertarse de manera competitiva en los procesos mundiales de globalización, o condenar a la sociedad cubana a un proceso sostenido de involución y pobreza. China no habría podido sacar de la miseria a cientos de millones de personas en breve tiempo si no hubiese comprendido esa realidad.

Si la República prosperó económicamente se lo debió a su eficaz inserción en el proceso civilizatorio industrial entonces en ascenso. El desafío va mucho más allá del debate sobre el trabajo por cuenta propia. El reto es civilizatorio.

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