Friday, June 26, 2009

Carta Abierta a la Comunidad Internacional


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Los signatarios de esta carta somos cubanos que hemos emigrado a otros países por diferentes motivos. Si bien son muchos y diversos los retos que se le presentan hoy a nuestra nación, el único objetivo que nos anima a tomar esta iniciativa específica es lograr que Cuba estandarice sus leyes y prácticas migratorias de manera consistente con los derechos universales que asisten a los ciudadanos para viajar y regresar a su país de origen libremente, sin que por ello sean afectados su status legal, disfrute de sus propiedades y fluidez en sus relaciones familiares. Consideramos que este es un tema humanitario de amplio consenso entre los cubanos de cualquier ideología que viven dentro y fuera de la isla. Es igualmente un tema de naturaleza transversal, cuyo manejo incorrecto o adecuado puede obstaculizar o facilitar la solución exitosa de algunos de los importantes retos económicos, sociales y culturales que hoy enfrenta el país.

Deseamos que el gobierno cubano haga transparentes todas sus leyes, disposiciones y mecanismos de decisiones migratorias y los revise y corrija en consonancia con las normas ya universalmente aceptadas en este campo y lo establecido en tratados y acuerdos internacionales como la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Pacto de Derechos Políticos y Civiles y el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

2
Las actuales normas migratorias del gobierno cubano convierten de hecho en desterrados a cientos de miles de cubanos emigrados, no importa sus credos ideológicos, cuyas comunicaciones familiares se ven innecesariamente limitadas de múltiples maneras y cuyas remesas son gravadas de forma arbitraria y desmedida. Dichas normas producen sufrimientos en la población cubana, dolorosas separaciones familiares, tensiones sicológicas en los migrantes, pérdidas de todas sus propiedades y el sometimiento a exigencias económicas y presiones políticas.

La realidad cubana en lo referido a la libertad de movimiento - para viajar, migrar y retornar al territorio nacional - es un anacronismo que ha sido erradicado incluso en países de sistema político semejante al vigente en la isla. Las múltiples naciones aquejadas de graves e inmediatas amenazas a su seguridad nacional tampoco han hecho uso de ese argumento para imponer estas violaciones del derecho al libre movimiento en sus respectivos países.
Las normas nacionales que rigen la política migratoria cubana están en conflicto con las disposiciones de la Declaración Universal de Derechos Humanos Resolución, el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales –suscritos por el gobierno de la isla- y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. De igual modo constituyen un importante obstáculo al respeto de los derechos de los trabajadores migrantes y sus familiares, consagrados por los acuerdos y resoluciones de la Organización Internacional del Trabajo. La aplicación de la actual política migratoria cubana también contradice lo dispuesto en el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo Informe de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo, El Cairo, 5 a 13 de septiembre de 1994 que considera que la reunificación de las familias de los migrantes documentados es un factor importante en las migraciones internacionales y que las remesas de los migrantes documentados a sus países de origen constituyen a menudo una fuente muy importante de divisas y contribuyen al bienestar de los familiares que dejaron atrás. Irónicamente, la política migratoria cubana representa incluso una flagrante contradicción con lo estipulado en la Resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas A/RES/55/100 (aprobada el 4 de diciembre del 2000) que fuera promovida precisamente a instancias de Cuba. Dicha resolución “Reafirma”, en su segundo párrafo operativo, que “todos los gobiernos, y en particular los de los países de acogida, deben reconocer la importancia vital de la reunificación de las familias y promover su incorporación en la legislación nacional a fin de que se proteja la unidad de las familias de los migrantes documentados”.
La actual política y disposiciones migratorias cubanas no reconocen que viajar o migrar sean derechos inalienables de los ciudadanos. La posibilidad de materializar esas acciones queda sujeta a normas gubernamentales que las conciben como una dádiva o privilegio que se otorga, niega o revoca, sin que un marco jurídico definido y transparente permita siquiera procesos de apelaciones por parte de los afectados.

Otro problema es que todos los mecanismos de decisiones migratorias -y las propias leyes, normas y directivas administrativas (escritas y verbales) que las regulan- carecen de transparencia por lo que existen amplios márgenes de discrecionalidad decisoria que pueden ser empleados por los funcionarios sin que sea posible conocer los criterios que sirven de base a su veredicto sobre la solicitud de un ciudadano o ciudadana específicos. Esta opacidad y situación arbitraria dificultan o imposibilitan la apelación de dichas decisiones.

De acuerdo con las normas y prácticas establecidas por el gobierno cubano, hay tres maneras de viajar o residir temporalmente en el extranjero:

a) Permiso de Residencia en el Exterior. La persona beneficiadas con dicho “permiso” puede entrar y salir casi libremente, cuando lo considere necesario y debe renovarse periódicamente. El gobierno cubano puede exigir que la solicitud de renovación sea hecha retornando previamente al país para presentarla. Se otorga a personas casadas con extranjeros (aunque no a todas) y a otros ciudadanos que no sean considerados potencialmente conflictivos por las autoridades. Aunque parece un status normal en relación con lo existente en la mayor parte de los países, se diferencia de ellos en que no constituye un derecho sino una atribución otorgada y revocable en caso de que la persona mostrara algún tipo de comportamiento ideológico o político no aceptable por el gobierno

b) Permiso de viaje oficial. Las personas que salen en misiones consideradas “oficiales” o en viajes y salidas que se estime favorezcan o no entren en posible conflicto con los intereses del Estado. Sus “permisos de viaje” son tramitados y autorizados por medio de instituciones gubernamentales o para-gubernamentales y sus beneficiarios son principalmente funcionarios, académicos, artistas y técnicos. En estos casos la persona que desea viajar requiere que su pasaporte sea “habilitado” a ese fin. Si alguna persona que sale en uno de estos viajes decide prolongar su estadía por cualquier razón sin la previa autorización gubernamental, se le considera “desertor” e impide el retorno, perdiendo de ese modo todos sus derechos de acceso al país y disfrute de sus propiedades que pasan a manos del Estado. No puede siquiera solicitar un permiso para “visitar” el país de su nacimiento en varios años después de tomada su decisión, ni se le permite a su familia salir de la isla durante el periodo que dure esa sanción (estas “sanciones” tienen un mínimo de cinco años a partir de la llamada “deserción” pero pueden ser por tiempo indefinido). De esta forma se condena a esa persona a una separación familiar, aun cuando ocurran circunstancias humanitarias extremas con sus familiares en la isla. Dicha separación geográfica se hace más dolorosa en el caso de los cubanos por el limitado acceso a Internet, las altísimas tasas que impone Cuba a las comunicaciones telefónicas, envío de paquetes y remesas y las dificultades que confronta el funcionamiento del correo ordinario con varios países donde radica una concentración importante de cubanos.

c) Permisos de viaje privado. También los cubanos pueden tramitar un permiso de viaje con fines privados aunque ciertas categorías de técnicos militares o civiles –como es el caso de los médicos- no pueden acogerse a salir por esta vía privada. Tampoco le son rutinariamente concedidos estos permisos a aquellas personas consideradas políticamente conflictivas.

Actualmente hay dos vías principales para tramitar un permiso de salida privado:


Permiso de “viaje temporal” al exterior. De concederse esa autorización el interesado puede estar fuera de la isla por 11 meses, tras los cuales deben regresar o se le decreta “migrante definitivo”. En todos los casos las solicitudes de salida de estas personas son revisadas y expresamente autorizadas por el Ministerio del Interior y por la institución donde esa persona trabaja o trabajó por última vez. La valoración para conceder o negar estos permisos se basa en una evaluación del comportamiento político-ideológico del solicitante y una especulación sobre la posibilidad de que haga declaraciones políticamente inconvenientes para las autoridades cubanas durante su estancia en el extranjero.

Salida “definitiva” y “salida indefinida”. En ese caso decir la persona emigra y no puede regresar más a vivir a Cuba, perdiendo todos sus derechos y propiedades en la isla. Bajo esta categoría, una vez en el extranjero se puede solicitar que se cambie el status de “salida definitiva” por el de “salida indefinida”. De ser aceptado el cambio de status la persona puede en algún momento posterior solicitar su regreso para vivir nuevamente en Cuba y el gobierno cubano tiene la potestad de concederlo o negarlo. La eventualidad de que sea concedida su solicitud –lo que ocurre todavía en medida poco significativa- depende del comportamiento político y de las expresiones ideológicas públicas que haya tenido el solicitante durante su estancia en el exterior El cambio de status, de llegar a concederse, no supone la revocación de las sanciones económicas o laborales impuestas en el momento en que la salida fue catalogada como “definitiva”.


Algo particularmente negativo es que las personas que desean viajar por esta vía privada nunca pueden llevar a sus hijos menores de 16 años con ellos, lo que sólo es posible hacer cuando la persona decide emigrar “definitivamente”.

En todos los casos, las salidas temporales con fines privados implican pagos considerables en moneda convertible --superiores al ahorro integro del salario medio durante más de un año de trabajo devengados en moneda nacional-- que cubren el pago de la notarización de una carta de invitación, un pasaporte y el permiso de salida. En el caso de personas con salida definitiva en que los países receptores requieran de un chequeo medico del viajero hay que agregar el cobro en moneda convertible de ese servicio que impone el gobierno cuando en Cuba debería ser ofertado de forma gratuita como el resto de los servicios de salud según dictamina la Constitución. Ya en el país de destino, si se trata de un viaje temporal y desea solicitar que se extienda el permiso de salida más allá de los once meses, debe continuar pagando a la embajada cubana una suma por cada mes que permanezca en ese país. El monto de esta imposición fiscal oscila de un país a otro.

Permiso de entrada. Otra situación dramática se produce cuando una persona decide salir de Cuba o prolongar su estancia en un país extranjero sin acatar las normas antes mencionadas. Por ejemplo, porque el trabajo que tiene o estudios que cursa en ese país no le permiten un lapso de tiempo suficiente para regresar a Cuba a los 11 meses y hacer nuevamente los trámites migratorios de salida, los cuales pueden tomarle mucho tiempo, o porque económicamente no pueda continuar pagando al gobierno cubano la cantidad mensual exigida para prorrogar su permiso de permanencia en el exterior. En estos casos estas personas pierden todos sus bienes y el derecho de retornar al país cuando lo estime. Si en algún momento quieren regresar, sólo podrán hacerlo de visita, para lo cual deben ser autorizadas específicamente por el gobierno mediante un sello que se coloca en el pasaporte cubano y que autoriza a permanecer por 21 días en el territorio nacional. Muchos cubanos no son autorizados, ni siquiera en casos de emergencias familiares. Otros son autorizados, pero rechazados cuando llegan al territorio nacional cubano y devueltos en el primer avión. En ningún caso les son compensados los gastos que implica todo el proceso de autorizaciones ante el correspondiente consulado cubano, ni los de viaje ante las compañías de transporte.

Permiso de entrada y doble ciudadanía. La Constitución cubana no admite la doble ciudadanía. La adquisición de una segunda ciudadanía supone la perdida de la ciudadanía cubana (Art.32). Pero, el gobierno de Cuba no les permite a los nacidos en la isla que han adquirido una segunda ciudadanía poder viajar a su país natal haciendo uso del pasaporte correspondiente a esa segunda nacionalidad. Al negarse el gobierno de Cuba a cumplir su Constitución en este punto, obliga al migrante a someterse a las diversas variantes de “permisos de entrada” que otorgan sus embajadas –que pueden ser negados sin que medie explicación ni apelación alguna- y le impone una “rehabilitación de pasaporte” cada dos años a un considerable precio en dólares.

Al no aceptar el retorno al territorio nacional de aquellos migrantes, a quienes se les negó la extensión de su permanencia de once meses en el exterior, o que se han salido de Cuba sin someterse a los controles migratorios para llegar a otros países, se sitúa a esas personas en un limbo legal en los países receptores, los cuales se ven entonces obligados a buscar alguna forma de ajuste de sus status migratorio. Dada la imposibilidad de devolver a los cubanos que exceden el tiempo otorgado por la visa a su país de origen, los otros gobiernos tienden usualmente a ser excesivamente prudentes en el otorgamiento de visas a ciudadanos cubanos que incluso no tienen la intención de permanecer en su territorio más allá de lo estipulado porque suponen que aspiran a “quedarse” y que luego no puedan devolverlos a Cuba.


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Las actuales disposiciones migratorias cubanas complican el normal desenvolvimiento de actividades familiares, pero también de actividades académicas, culturales y de otra naturaleza en las que desean participar libremente los ciudadanos cubanos con sus contrapartes extranjeras. El poder de conceder o negar permisos de salida por razones profesionales alienta políticas clientelistas de parte del Estado hacia diversos sectores necesitados de recibirlos para poder mantenerse actualizados en sus respectivas especialidades. La aplicación de esta política migratoria anacrónica dificulta el poder alcanzar acuerdos migratorios bilaterales satisfactorios y efectivos con otros países que se inhiben en el otorgamiento de visados y se ven obligados a ajustar el status legal de aquellos cubanos que han rebasado el tiempo concedido en sus visas y su retorno a Cuba no es aceptado por el gobierno de la isla. La aplicación de esta política restrictiva ha contribuido también a una fuerte descapitalización de los recursos humanos del país que se pierden de manera definitiva al transformar la voluntad de migración temporal de las personas en un destierro de por vida.

La necesidad de cambiar el sistema migratorio vigente y hacer valer los derechos ciudadanos universales en este campo ha sido reclamada en años recientes -de manera constante e infructuosa- en múltiples asambleas públicas en la isla, por celebridades del mundo cultural cubano, así como en varios documentos emitidos por la diáspora nacional asentada en países de todo el mundo. Sin embargo, ninguna rectificación satisfactoria de la situación ha ocurrido hasta el presente.

Dado todo lo anteriormente argumentado, respetuosamente solicitamos a la comunidad internacional y particularmente a los relatores especiales para la protección de los derechos de los migrantes en diversas organizaciones multilaterales:

a) Que se abra una investigación internacional independiente sobre la situación de los derechos de los migrantes cubanos y sus familiares por los correspondientes relatores especiales en diversos organismos multilaterales.

b) Que se llame, por vía bilateral y multilateral, al gobierno cubano a hacer transparentes todas sus leyes y disposiciones migratorias.

c) Que se urja, por vía bilateral y multilateral, al gobierno cubano a proceder de inmediato a la revisión de todas sus disposiciones migratorias a fin de que sean puestas en consonancia con sus actuales obligaciones internacionales, así como con el conjunto de normas universalmente aceptadas en este campo.


El grupo gestor de esta iniciativa ciudadana independiente, integrado por los abajo firmantes, expresa su plena disposición a cooperar con la comunidad internacional y los relatores especiales para la protección de los derechos de los migrantes a los que solicita y agradece se interesen por esta situación. De forma paralela, reiteramos nuestra disposición a cooperar con las autoridades cubanas en la inmediata revisión y actualización de su política migratoria si, finalmente, da un paso definitivo y claro en esa dirección.

Junio 2, 2009

Willy Allen, abogado migratorio, Estados Unidos
Juan Antonio Blanco, historiador, Canadá
Siro del Castillo, artista plástico, Estados Unidos
Carmen Díaz, psicóloga, Estados Unidos
Haroldo Dilla, sociólogo, Republica Dominicana

Sunday, June 21, 2009

SIGUE ADELANTE UN PROCESO IRREVERSIBLE E INEVITABLE

Por Lorenzo Cañizares y Rolando Castañeda*

Al principio de este mes la administración de Obama señaló su deseo de comenzar un diálogo con el Gobierno cubano para resolver el problema migratorio existente entre los dos países. Esta propuesta es la continuación de lo que señaló el presidente Obama en la reunión Cumbre celebrada en Trinidad-Tobago el pasado mes de abril.

Este deseo de restablecer una relación entre los dos países debe ser apoyado por todos los interesados en el bienestar de las dos naciones, especialmente en cuanto afecta a la nación cubana.

El pueblo cubano necesita desarrollar su potencial económico. Eso sólo se podrá hacer en un ambiente pacífico y ayudaría tremendamente en ese paso el tener una relación cordial con la potencia militar y económica mayor del mundo. A Estados Unidos les interesa recobrar su papel como el principal socio económico de un país tan cercano a sus costas y más importante políticamente que lo que indica su tamaño como se percibió en la reciente reunión hemisférica. Al pueblo cubano le interesa el desarrollar su capacidad económica con seguridad de que este proceso no sólo es viable y estable pero sino también permanente. Esperamos que nuestros lectores entiendan la dinámica de lo que comentamos. El Gobierno de Cuba no hará cambios mientras se sienta acosado y los "talibanes" criollos de ambos lados del Estrecho de la Florida le provean excusas para no hacerlo, mientras que a los Estados Unidos les conviene el desarrollo económico de Cuba.

Cuba hoy se encuentra en serias dificultades económicas. Trenes y autobuses han reducido sus servicios; las tiendas del estado han sido ordenadas de desconectar sus refrigeradores por dos horas diarias para conservar energía; a las panaderías se les prohíbe hornear por las noches cuando el uso energético está en máxima utilización; firmas extranjeras que tratan de sacar más de unos cuantos cientos de dólares del país ahora necesitan permiso del Banco Central cubano para hacerlo; el precio de uno de las más importantes productos de exportación, el níquel, se ha desplomado; la recesión económica mundial ha afectado fuertemente al turismo, y la producción petrolera sigue estancada gracias a la ineficiencia.

Hace unas semanas atrás Estados Unidos se convirtió en el único país del hemisferio occidental que no tiene relaciones diplomáticas con Cuba después el Gobierno de El Salvador reestableció relaciones diplomáticas con Cuba. ¿Qué significa esto? Hace años atrás era México el único país latinoamericano que tenía relaciones diplomáticas con Cuba después de su expulsión de la OEA en 1962. Ahora la tortilla se ha volteado y es Estados Unidos el que está aislado sobre este tema en el continente. Este aislamiento disminuye el respeto que los países latinoamericanos tienen por Estados Unidos y los lleva a buscar relaciones más estrechas con otras potencias alrededor del mundo como por ejemplo el BRIC (Brasil, Rusia, India y China).

Hillary Clinton señaló durante la inauguración del nuevo presidente salvadoreño “que conexiones más estrechas con Cuba pueden llevar a un futuro más libre a la nación cubana. Las conversaciones entre nuestros dos países son en interés de Estados Unidos, como también lo son para el pueblo cubano.” Estamos completamente de acuerdo siempre que esas conversaciones se basen en el respeto mutuo y sean sin precondiciones como señaló el presidente Obama en su campaña electoral. El deseo de complacer a la derecha del exilio cubano, estableciendo precondiciones, ha sido la base del desprestigio político que sufre hoy en día la nación estadounidense entre los países latinoamericanos porque consideran que no hay consistencia a nivel internacional en la posición estadounidense hacia Cuba y hacia otros países con sistemas similares.

El día después de la inauguración del presidente Mauricio Funes, la señora Clinton asistió la reunión de la OEA donde se le ofreció a Cuba readmisión en la organización. Su participación en la reunión comenzó con un intento de condicionar la readmisión de Cuba. Hubo tensos momentos donde parecía que había la posibilidad que Estados Unidos y Canadá se quedaran fuera de la organización. No obstante, prevalecieron posiciones sensatas y pragmáticas y la readmisión de Cuba fue formalmente aceptada, después de 47 años de ausencia, el 3 de junio. Por supuesto, admisión en la OEA no significa ninguna mejora inmediata en la vida cotidiana del pueblo cubano.
Líderes gubernamentales y de la comunidad cubano-americana enseguida se expresaron en contra de la invitación al gobierno cubano y amenazaron con utilizar su influencia política para cortar los fondos que provee el gobierno estadounidense al funcionamiento de la OEA, volviendo otra vez a hacer posible el deseo de la extrema izquierda latinoamericana de tener una organización regional donde se excluya a Estados Unidos.

En nuestra opinión el gobierno de Obama debe mantener una posición firme de seguir adelante con sus planes de restablecer relaciones con el gobierno cubano. Es de sentido común para las dos naciones vecinas discutir y resolver problemas que obstaculizan unas mejores relaciones. Nosotros vemos este proceso como irreversible e inevitable ya que Obama ha demostrado que desea superar los fallos fundamentales de la política aislacionista de la administración Bush/Cheney. Latinoamérica así lo desea.

*Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.
Rolando Castañeda es economista cubano-americano. Funcionario retirado del Banco Interamericano del Desarrollo. Reside en Washington, D.C.

Tuesday, June 9, 2009

QUE EL PUEBLO DECIDA




Dr. Antonio Llaca

Más allá de interpretaciones y/o consideraciones de uno u otro sesgo político la decisión recientemente tomada por la 39ª. Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) en la ciudad de San Pedro Sula, Honduras, de dejar sin efecto la Resolución VI de 31 de enero de 1962 abre las puertas para la reinserción de la República de Cuba en este organismo de concertación regional.

La respuesta de la dirigencia cubana a la misma ha sido dada, incluso con antelación, por el ex Presidente Fidel Castro en sus Reflexiones y más recientemente por el Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular Sr. Ricardo Alarcón quienes se han referido a la posibilidad del reingreso a la OEA con una tajante negativa y vuelto a calificarla con el apelativo empleado por el desaparecido canciller Raúl Roa de ¨Ministerio de Colonias¨ de los Estados Unidos sin percatarse de que los tiempos cambian, que el Mundo y la América de hoy no son los mismos de hace cuarenta ó cincuenta años y muy mal parados dejan a países y naciones amigas de Cuba en el continente con tales calificativos. Hablan a nombre de Cuba estos dirigentes pero para la Nación cubana el problema de fondo radica en que una decisión trascendental para la Patria queda solo en manos de dos personas.

Al único a quien no se le ha preguntado su parecer sobre este tema es AL PUEBLO CUBANO, que, resulta ser precisamente quien debiera decir la última palabra acerca de si desea o no que su República se reincorpore a la OEA; la importancia de la decisión amerita de un pronunciamiento inequívoco por parte del pueblo, principal actor político y depositario de la soberanía, y que esta no sea tomada por unas pocas manos.

¿Por qué no consultar seriamente al pueblo su parecer acerca de la reinserción de Cuba en la OEA? Un referendo sobre el tema sería un mecanismo idóneo, muy probablemente nos daría muchas sorpresas.

Fdo.: Dr. Antonio Llaca
Desde la ciudad de El Tigre. Edo. Anzoátegui. Venezuela.
Junio, 2009.

Monday, May 25, 2009

¿DONDE ESTAMOS? ¿COMO PODEMOS AYUDAR?





por Rolando Castañeda y Lorenzo Cañizares *


Hace unas cuantas semanas atrás el Washington Post anunció que los estados de Virginia y Maryland esperan ansiosamente el cambio previsto de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos. El artículo señaló cómo estos dos estados ya han estado negociando con el Gobierno cubano y lo mucho que han incrementado sus negocios con la isla.


Todo este entusiasmo comenzó con la medida del Presidente Obama en la que relajó las restricciones existentes para las visitas y las remesas de los cubanoamericanos y la respuesta del Presidente cubano Raúl Castro quien dijo que estaba dispuesto a todo tipo de discusión en la mesa de negociaciones, en donde fuera y cuando fuera, incluyendo los temas de democracia, derechos humanos y la libertad de los presos políticos. Poco después Fidel Castro, quien obviamente todavía tiene gran poder en Cuba, acusó al Presidente Obama de mal entender lo que su hermano quiso decir y que no iba a haber debate sobre ninguno de esos asuntos ni ninguna liberación de presos políticos.

Raúl Castro después, a finales de abril, añadió en la reunión del Movimiento de No-Alineado que se celebró en la isla que Cuba no negociará la soberanía nacional ni el sistema político y social con los Estados Unidos. En esto apoyamos decididamente al general, ya que son temas que conciernen única y exclusivamente al pueblo cubano. A la vez la Administración del presidente Obama ha tomado la posición que los Estados Unidos no levantará el embargo hasta que Cuba no tome acciones concretas de cambio en el campo político.

¿Dónde estamos? El gobierno cubano tiene razón en expresar su rechazo categórico a cualquier negociación con un gobierno extranjero que pueda condicionar y que tenga como meta el cambio del régimen de Cuba. Es infantil esperar otra cosa y ningún gobierno negocia su desaparición. El Gobierno cubano no está de acuerdo, ni nosotros tampoco, con unas negociaciones que impongan posiciones externas sobre el manejo interno del país disminuyendo así la soberanía nacional. Sin embargo, es importante señalar que una discusión sobre los temas de derechos humanos o las libertades individuales nada tiene en sí mismas contra la soberanía nacional, es todo lo contrario pues la verdadera soberanía reside en el pueblo que desea más derechos y libertades fundamentales. Así lo consideró el Gobierno cubano al suscribir dos tratados internacionales sobre derechos humanos en 2008.

Recordémonos también que a principios de abril una delegación de congresistas estadounidenses afro-americanos se reunió por varias horas primero con Fidel y después con Raúl. Esto lo interpretamos como un deseo por parte del Gobierno cubano de normalizar sus relaciones con el Gobierno estadounidense y especialmente con un presidente extremadamente popular en el ámbito internacional. Asimismo, es importante destacar el cambio del Ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Pérez Roque, quien era conocido como parte de la línea dura, o de los talibanes, hacia los Estados Unidos, por Bruno Rodríguez Parrilla, quien fue el representante cubano en las Naciones Unidas de 1995 al 2003, lo que debe ser interpretado como un deseo del Gobierno cubano de poner aun diplomático de carrera para explorar las posibilidades de unas mejores y más realistas y pragmáticas relaciones con los EE.UU.

Simultáneamente periodistas extranjeros residentes en la isla han señalado que la situación de los pagos externos de la isla se ha deteriorado aceleradamente, que comenzaron de nuevo los apagones y que académicos cubanos han cuestionado el ritmo de las medidas internas necesarias para enfrentar la difícil situación económica que se ha agudizado por la crisis financiera internacional.

Muchos cubanos en este lado del Mar Caribe y en otros sitios de la diáspora han respondido de diferentes modos a lo que está pasando entre los dos gobiernos y en Cuba. Como hemos dicho anteriormente consideramos muy significante y correcta la posición adoptada por la Fundación Nacional CubanoAmericana en referencia al embargo. Esa posición no sólo reconoce la realidad de que el embargo es muy poroso sino que también es hora de comenzar un nuevo capítulo (¿recuerdan aquello de dar un pasito pa´lante varón?). El momento ha llegado en que los cubanos de la diáspora empecemos a tomar una posición mucho más activa en la reconciliación y la reintegración nacional de nuestro pueblo, lo que además es ineludible, colaborar a superar los difíciles problemas nacionales y establecer un proyecto de país que la mayoría del pueblo cubano desea. ¿Cómo podríamos ayudar? Dando los pasos necesarios para establecer una mesa nacional donde representantes de todos los cubanos trabajen conjuntamente para definir y desarrollar las bases para resolver los problemas nacionales.

Debemos tener en consideración que Cuba para poder desarrollarse económicamente necesita un ambiente pacífico de sus relaciones externas, especialmente para realizar importantes cambios estructurales internos. La distensión con el gobierno estadounidense no sólo es necesaria sino también es imprescindible para detener la desviación de recursos que se utilizan en gastos militares y en resolver problemas diplomáticos causados por el aislamiento político establecido por Estados Unidos. ¿Por qué Estados Unidos se opone a que Cuba entre a instituciones financieras internacionales que le ayuden a determinar los cambios que desea realizar? Cuba necesita de recursos técnicos, inversiones y mercados extranjeros para desarrollar su muy desvastada economía. Muchas compañías extranjeras se cohíben de negociar con Cuba debido a las penalidades que se le podrían imponer por la violación del embargo estadounidense, no sólo de la ley Helms Burton sino también de la Ley Torricelli que violan normas básicas del derecho internacional o lo hacen en condiciones muy ventajosas para ellas. Así Sherritt tiene estándares ambientales en la isla que están prohibidos en Canadá bajo el principio de que el que contamina paga por ello. Cuba necesita recursos para poder explotar sus ricos depósitos minerales, particularmente su petróleo, expandir las posibilidades turísticas y comerciar normalmente con su mercado cercano más importante lo que es impedido por la falta de inversiones extranjeras y el embargo estadounidense.

*Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.

Rolando H. Castañeda es economista cubano-americano; jubilado del Banco Interamericano de Desarrollo. Reside en Washington, DC.

Monday, May 11, 2009

SILVIO RODRIGUEZ PIDE QUE LOS CUBANOS TENGAN DERECHO A ENTRAR Y SALIR DE SU PAIS


La negación del visado al cantautor cubano Silvio Rodríguez para poder entrar en Estados Unidos a un acto de homenaje al músico Peter Seeger, y su aparente difusión del hecho por el artista provocó una carta en la prensa dominicana de un cubano residente en este país. A ella responde Silvio Rodríguez. A continuación ambos textos publicados en El Nuevo Diario, República Dominicana, domingo 10 de mayo de 2009.


CARTA ABIERTA AL CANTAUTOR SILVIO RODRIGUEZ

por Adrián Leiva

Quien le escribe es un cubano igual que usted. Primero me solidarizo con su reclamo ante la negativa de las autoridades migratorias de Estados Unidos a otorgarle visa de entrada a ese país. Lamento que su arte musical no haya podido estar presente al acto cultural celebrado en Nueva York, en homenaje a Peter Seeger. Igualmente como la mayoría de los cubanos rechazo todas las leyes extraterritoriales que atentan contra la soberanía de nuestro pueblo.

Aclarado esto, también deseo compartir con usted otra realidad mucha más triste que la negativa de un Estado a conceder visa a un extranjero.

A lo largo de los últimos cincuenta años, miles de cubanos se han visto imposibilitados de entrar en Cuba, incluso para asistir al funeral de un familiar allegado, como puede ser la madre o un hijo. Esto incluye a otros músicos cubanos, artistas radicados en el exterior a quienes les es prohibido entrar a su propio país a pesar de que su arte ha llevado bien en alto el nombre de Cuba. Celia Cruz es el caso emblemático.

Mi progenitora ya tiene 80 años. Se me ha prohibido entrar en Cuba, lo cual indica que también podré sufrir igual atropello a mi derecho humano y ciudadano. Usted no es una amenaza a la sociedad norteamericana. Yo tampoco lo soy para la sociedad cubana. No somos terroristas ni asesinos.

La justicia no puede ser revestida con el manto de la ideología política. Ella es simplemente justicia. La primera de todas las ideologías es el respeto a la dignidad en la condición humana de la persona.

Lamentablemente en nuestra Patria existe una condición llamada salida definitiva, que constituye una aberración antihumana. Esta disposición administrativa es anticubana y representa un acto atentatorio contra el legado de nuestros mambises que lucharon por una Patria Libre para el disfrute de todos los cubanos. El pensamiento que los guiaba era la máxima martiana “Con todos y para el bien de todos.”

Compatriota Silvio: Mi libertad termina donde comienza la suya. Es loable respetar para ser respetado y le doy las más altas garantías que estás líneas están escritas desde el más absoluto respeto a su condición humana y cubana. Por lo mismo espero que usted tenga igual consideración hacia mi persona y hacia el pedido que le haré en su condición de hombre de arte comprometido con la justicia social y las ideas progresistas en consecuencia al tiempo histórico que nos ha tocado vivir.

Le invito a que su voz y su guitarra entonen una canción que reclame la concordia entre todos los cubanos, el respeto a la diversidad, a la unidad de la dividida familia cubana y la cancelación de la nefasta salida definitiva que constituye el mayor oprobio a la sangre derramada por nuestros antecesores. No le pido una canción protesta. Quisiera mejor una canción de amor que toque las puertas de los corazones de todos los cubanos. Sobre todos a los que más precisan de esa palabra.
Invite si quiere a todos los artistas que quieran ser solidarios con está causa de los ausentes. Que canten a favor de que un día también podamos estar presentes. Invite a Fito Páez, Ana Belén, Serrat, Pablo, Chico, Mercedes Sosa, y a todos los que quieran ofrecer su corazón. Canten a la libertad y al derecho de todos los cubanos a estar en nuestra tierra.
Adrián Leiva


RESPUESTA ABIERTA AL CIUDADANO CUBANO ADRIAN LEIVA

por Silvio Rodríguez Domínguez.

La Habana, 10 de mayo de 2009, 5 de la tarde.
Sr. Adrián Leiva:

En primer lugar, no he hecho reclamo alguno porque no me hayan dado visa para entrar a los Estados Unidos. Sólo le escribí un correo a mi hermana diciéndole que como no me llegaba la visa para cumplir con la invitación al concierto de Pete Seeger, iba a regresar a Cuba a continuar con mi trabajo. Los organizadores del concierto nos pidieron permiso para publicar mi correo y se lo dimos. Por eso se supo. Dos días después, mientras se llevaba a cabo el homenaje, le escribí una disculpa al Maestro Seeger, explicando por qué ―a mi entender― no había podido asistir a la cita. Alguna prensa después se ha encargado de manipular lo sucedido.

Por otra parte, varias veces me he pronunciado públicamente sobre lo que considero un error de nuestra política migratoria, como la llamada carta blanca o permiso de entrada y salida al territorio nacional, medida que considero obsoleta y que debe ser erradicada. Estoy convencido de que cuando ese impedimento absurdo no exista nuestro país será mejor y todos los cubanos vamos a sentirnos mejor.

No le garantizo que voy a escribir una canción sobre el tema, porque yo no soy el único que manda en eso: también necesito a las musas. Pero sí le prometo que voy a seguir planteando en todas partes que los ciudadanos cubanos deben tener derecho a entrar y a salir de su país cuando lo deseen y, por supuesto, cumplan con los requisitos legales para hacerlo.

Silvio

Wednesday, May 6, 2009

EL PRESIDENTE OBAMA SU EJEMPLO E INSPIRACION LATENTES PARA CUBA

Rolando H. Castañeda y Lorenzo Cañizares

El presidente Barack H. Obama con unos 100 días de gobierno muestra una serie de ejemplos y desafíos al mundo, los cuales también son particularmente aplicables a Cuba. Ha planteado enfrentar simultáneamente y con determinación varios problemas fundamentales que afectan a la sociedad estadounidense y desea establecer buenas relaciones y distensión con el resto del mundo, especialmente con sus vecinos más próximos. Está más interesado en el futuro y en lo que es necesario cambiar que en enmarañarse en saldar conflictos y desencuentros del pasado. Ha abandonado la consigna simplista y sectaria de conmigo o contra mí, así como descalificar sus adversarios, que no sólo caracterizaron a la administración anterior sino que traen recuerdos de los talibanes cubanos de ambos lados del Estrecho de la Florida.

El presidente Obama está centrado en una estrategia de gran envergadura para cambiar el modelo neoliberal prevaleciente a principios del Siglo XXI y reformular el papel del Estado en la sociedad para brindar servicios sociales básicos a todos, regular los grandes poderes económicos y establecer una escala diferente de valores donde las violaciones a los derechos humanos estén proscritas. Así, decidió cerrar la Base de Guantánamo, eliminar las torturas, así como las restricciones a los viajes y remesas de los cubanoamericanos a la isla. Su actitud resuelta fundamentada en sí se puede, o más bien en sí podemos, está llevando a que el pueblo estadounidense recobre su confianza y perciba con más optimismo y ecuanimidad el futuro en momentos socioeconómicos aún difíciles, a que lo apoye mayoritariamente y a que aumente su popularidad personal. La oposición republicana se ha concentrado en rebatirlo con posiciones ideológicas y condenar sus propuestas pragmáticas de cambio en vez de ofrecer alternativas, específicas y viables, lo cual ha tenido el efecto adverso de consolidar su liderazgo interno y externo.

Por su parte, el gobierno Cuba después de unos 645 días del recordado discurso de Raúl Castro del 26 de julio del 2007 en el cual prometió cambios estructurales y de conceptos, así como eliminar prohibiciones excesivas que desató la mentalidad y actitudes de cambio y superación de los cubanos, sólo ha realizado algunos que, aunque bienvenidos y significativos, son de efectos limitados. Estos incluyen la subscripción de dos tratados internacionales sobre derechos humanos que comprenden temas económicos y sociales, así como civiles y políticos, autorizar la venta de artículos generalmente fuera del alcance de la mayoría de los ciudadanos y otorgar tierras en usufructo a los campesinos. Adicionalmente, en Brasilia el general Raúl Castro señaló en una rueda de prensa que está dispuesto al diálogo con los que difieren respetuosamente (“El mundo sería muy aburrido si todos tuviéramos que pensar igual de todo. La diferencia es una virtud, lo que hay es que saber llevar las discrepancias con altura, respetando a los demás, sencillamente; pero exigiendo que se nos respete”). En Caracas indicó que está dispuesto a discutir todos los temas pendientes con los EE.UU. A pesar de las restricciones aún vigentes del embargo, EE.UU. es el quinto socio comercial de Cuba.

La diáspora ha dado pasos concretos conciliatorios, apoyando la derogación de las políticas de la Administración de George W. Bush y ha manifestado su disposición a un diálogo con las autoridades cubanas sobre la reconciliación y reunificación nacional. Esto ha hecho evidente que el enemigo y el peligro más importantes que el gobierno cubano enfrenta no son ni el gobierno de los Estados Unidos ni la diáspora, sino la posición inmovilista e intransigente de los talibanes internos apegados a una ideología del siglo XIX y a modelo social que ha fracasado categóricamente a nivel mundial en el siglo XX.

El presidente Obama y el general Raúl Castro están enfrascados y confrontan problemas similares de cómo hacer realidad las expectativas de cambio que generaron en sus respectivos países.

Consideramos y proponemos un pronto diálogo y normalización de las relaciones entre las autoridades gubernamentales y la diáspora, que además de su valor intrínseco y contribución a la reunificación y reconciliación nacional, sería un paso decisivo para lograr la normalización de las relaciones entre los EE.UU. y Cuba, lo que a su vez conllevará enormes beneficios para el pueblo cubano. Asimismo, consideramos que la diáspora debe hacer claro su rechazo y alejamiento categórico de las posiciones de los talibanes externos de apoyo al aislamiento, al embargo y a las medidas draconianas de la administración anterior hacia Cuba con las que, por error u omisión, la diáspora fue asociada y que tienen, con mucha razón, amplio repudio a nivel internacional, particularmente en Latinoamérica.

¿Somos ingenuos? Todo lo contrario, estamos apoyando con realismo la posición de los académicos e intelectuales y de la disidencia de la isla y de muchos compatriotas de la diáspora que plantean una organización social con mayor participación política y económica, con libertades y derechos civiles y que permita mejorar la difícil realidad cotidiana de nuestros compatriotas. Tarde o temprano habrá líderes en la isla que rechacen vivir con todas las limitaciones y mediocridades innecesarias del presente inspirado en sí se puede, o más bien en sí podemos.



Rolando H. Castañeda es economista cubano-americano; jubilado del Banco Interamericano de Desarrollo. Reside en Washington, DC.

Lorenzo Cañizares es sindicalista cubano-americano. Especialista de Organización para la Pennsylvania State Education Association. Reside en Harrisburg, PA.

Sunday, May 3, 2009

CARTA A RAUL CASTRO


por Ariel Hidalgo


General, quien le escribe es un cubano que pone a nuestro país por sobre toda posible diferencia personal, política o ideológica. Y en nombre de esa patria común que no es de nadie en particular, sino que pertenece, y sólo en espíritu, a todos aquellos que la aman desinteresadamente, le ofrezco la perspectiva de quien, quizás desde fuera, sin las pasiones de odios o resentimientos, ve las cosas de nuestro país más claramente sobre la situación presente.

General, muchos cubanos prestigiosos residentes en Cuba que han demostrado su fidelidad a los principios originarios del proceso revolucionario, y que difícilmente pueden ser catalogados de ''apátridas'' o ''contrarrevolucionarios'', epítetos con que se suele descalificar a quienes manifiestan criterios diferentes a la política oficial, ya han expresado por diferentes vías su descontento con políticas gubernamentales obsoletas aún vigentes y han presentado inteligentes propuestas para superar barreras que en los marcos del actual modelo han demostrado ser insolubles.

Si así piensan estos hombres, ¿qué no estará pasando por las mentes de gran parte de los cubanos que, aun sufriendo las consecuencias de esas políticas, han optado hasta ahora por el silencio o la doble moral? No creo que tenga que informarle que la inmensa mayoría de ellos, de una manera u otra, realiza actividades económicas ilícitas y que ve como principal adversario, no al ''imperialismo'', no el llamado bloqueo, no a los disidentes, sino a las propias autoridades gubernamentales. Otra buena parte intenta escapar del país por diferentes vías, en muchos casos con pérdidas de vidas humanas.

A nuestro humilde juicio, si su gobierno no toma valientemente la decisión de realizar cambios efectivos que mejoren las condiciones materiales y un mayor acceso a la información y la libre expresión, la población poco a poco va a ir apropiándose por su propia cuenta de espacios hasta ahora vedados por políticas restrictivas que usted mismo ha criticado, y las autoridades no podrán imponer el cumplimiento de la ley sin arrestar a cientos de miles de ciudadanos. Su gobierno irá avanzando por un camino y la sociedad por otro y en consecuencia la ingobernabilidad se hará patente. Finalmente puede llegar el momento en que de la mera informalidad se pase en muchos casos a la criminalidad y de las críticas se pase a protestas públicas, muy difíciles de frenar por medio de la fuerza sin el pago de un alto costo político y humano, consecuencias que quien le escribe está muy lejos de desear.

Si en cambio procediera usted a realizar las transformaciones ansiadas por la inmensa mayoría de la población, tendrá el beneplácito y el respaldo franco no sólo de casi todo el pueblo, sino incluso de muchos compatriotas distanciados actualmente del proyecto vigente, algunos de los cuales se encuentran actualmente en prisión por la sola razón de haber discrepado con políticas desacertadas impuestas por dirigentes que desde hace mucho tiempo perdieron la brújula de los más hermosos ideales. Una muestra de buena voluntad hacia la rectificación de esos errores debería comenzar por su liberación, seguida de la despenalización de muchas de las figuras delictivas del Código Penal cuya sola existencia revela flagrantes violaciones de elementales derechos y libertades, como ''propaganda enemiga'', ''desacato'' y ''asociación ilícita'' entre otras, y de la creación de canales accesibles para la libre expresión de las opiniones. Destierre para siempre el temor de que la difusión de los señalamientos críticos va a ser usado por la propaganda de sus enemigos contra su gobierno, pues, inversamente, esa tolerancia será su mejor defensa ante la opinión pública y le permitirá detectar mejor cuáles son y cómo solucionar las principales deficiencias de la política interna.

Actúe no como enemigo de una ciudadanía que intenta resolver, por cuenta propia, los problemas urgentes que el estado no ha sido capaz de solucionar, sino como aliado, liberando del exceso de cargas restrictivas e impositivas a los pequeños productores de la ciudad y del campo, facilitándoles insumos y materia prima y permitiéndoles el acceso a todas las posibles fuentes crediticias.

Y finalmente, general, coopere con la reunificación de la familia cubana suprimiendo restricciones, tanto para los cubanos que viajan al exterior como para los que entran a visitar a sus familiares, sobre todo reduciendo las elevadas tarifas a viajes y comunicaciones telefónicas. Permita que aquellos que deseen regresar a vivir puedan hacerlo y que los que viven en el país puedan permanecer largas temporadas en el exterior sin tener que abonar fuertes recargos.
Ytodo esto debe hacerlo no como reciprocidad ante medidas semejantes tomadas o por tomar por parte de un gobierno extranjero, ni debe dudar ante falsas lealtades con quienes permanecen atascados en desfasados dogmas estalinistas que únicamente conciben el socialismo como aquel donde cada ciudadano no es más que una tuerca de la maquinaria estatal. Su compromiso, general, es con el pueblo de Cuba.
infoburo@aol.com